miércoles, 2 de enero de 2013

LA IMPORTANCIA DE DISFRUTAR EN FAMILIA. OPINIONES COMPARTIDAS 4

        La última vez que publiqué una entrada haciendo referencia a una opinión compartida dije que no sería la última, que cuando algún tema mereciera la pena lo mostraríamos aquí. Hoy es un buen día para hacerlo. Por el tema y por las fechas en que nos encontramos. La Navidad es tiempo de reunirse con los seres queridos, de felicidad, de compartir, pero...¿verdad que no hay que esperar a fechas como estas para hacer todo eso?. Ferenc Maté en su libro "La Sabiduría de la Toscana" dice que tenemos tantas cosas materiales a nuestro alrededor para satisfacer nuestras necesidades, que al final vivimos cada uno encerrado en su mundo y nos olvidamos de cultivar y cuidar las relaciones personales sobre las que se forjan el carácter y se cimenta la personalidad de las personas.


        Yo creo que nosotros somos la suma de muchas pequeñas cosas que son las que nos definen, los pequeños detalles que llenan los grandes momentos de nuestra vida y los que al final dan una idea de como somos. No hace mucho nos reunimos unos cuantos amigos para celebrar unas jornadas de ocio con diferentes actividades, un gran acontecimiento que fuimos rellenando con esos pequeños detalles que al final hacen la ocasión especial. A pesar de que durante esta reunión de amigos nos repetimos varias veces lo "jóvenes" que todavía somos, algunos tenemos hijos. Éstos, lejos de aburrirse se lo pasan pipa, entre ellos y también con nosotros porque los diferentes juegos y pasatiempos que llevamos para hacerles el rato más ameno no sólo los utilizan ellos, sino que siempre hay alguien dispuesto a echar una partida a los "Gestos", al "Sushi", a las "Damas", al "Pilla Alto" creo que se llama ese juego de persecución en el que si te subes a un lugar elevado no te pueden pillar, y que decir de esas carreras de coches a pedales con chubasco incluido por Bouzas... . Al final, le dices a uno de tus amigos que tu no trabajas durante estas fechas y que si quiere puede dejar a su hija en tu casa un par de días para alargar la "fiesta". A esto me responde que estos días solo trabaja de mañana y que por las tardes quiere estar con ella. Todo esto viene a que en un gran acontecimiento, como lo era para nosotros, hicimos partícipes a nuestros hijos, y no solo por el mero hecho de llevarlos con nosotros, sino por hacerlos parte integrante del mismo. ¿Qué valores creéis que les transmitimos con todo esto?. Quizás que queremos compartir las cosas que nos gustan con ellos y participar así en la construcción de su carácter y personalidad transmitiéndoles los valores que nos parecen adecuados. Que tal vez ese ratito que pasamos jugando con ellos es una de esas puequeñas cosas, uno de esos pequeños detalles del día a día que nos hacen sentir bien y van rellenando los grandes momentos de nuestra vida. Quizás que así es como somos.

 





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        Durante esas jornadas de ocio hubo muchas otras pequeñas cosas y quizás la entrada de hoy no tenga que ver demasiado con el deporte. De hecho no lo tiene, a no ser por las carreras de coches de pedales. Pero el deportista no se nutre solo de deporte y puede que esta vez me haya salido más la vena sentimental y educativa.

        La razón que me ha llevado a escribir sobre este tema en concreto, es un artículo de Susanna Tamaro para la revista Mujer Hoy en su sección Entre Nosotras(pincha aquí para leerlo). Una vez más un artículo de esta revista llama mi atención. La razón es sencilla. Hay una pequeña cosa que muestra también como soy y es que los sábados, cuando se puede, me gusta tomar un café tranquilamente, sin prisas, con mi mujer y ojeando la prensa. No es mucho, ¿verdad?. Ya sabéis...los pequeños detalles.

        Aquí os dejo un extracto:

        HACE APENAS unos días, me encontraba yo hablando con una amiga. Y esta me contaba que su marido y ella habían tomado la decisión de apagar todos los aparatos electrónicos que hay en su casa un día a la semana. Nada de ordenador, nada de televisión, nada de videojuegos y nada de Wii u otras consolas. “Y los niños, ¿cómo han reaccionado?”, le pregunté con cierto miedo. “Ellos están encantados, no ven la hora de que llegue el sábado para hacer cosas todos juntos. Jugamos al Monopoly, a las cartas, nos inventamos pasatiempos increíbles. En cuanto termina un sábado, están deseando que llegue el siguiente”.

        SIEMPRE HE CREÍDO que uno de los grandes problemas que tienen las relaciones actuales entre padres e hijos es el poco tiempo que pasan juntos. No me refiero a las horas que transcurren en los centros comerciales o, de manera pasiva, delante de la televisión. Estoy hablando del tiempo que se emplea en hacer algo verdaderamente en común. Del tiempo que un padre o una madre y sus hijos utilizan para jugar, para inventar, para emplear las manos en un proyecto.


        SOLO ESTE TIEMPO “dedicado” nos permite construir una relación auténtica y profunda con nuestros hijos y dejarles en herencia una verdadera memoria compartida. Porque esos sábados y esos domingos destinados al puro placer de estar juntos quedarán para siempre, como un oasis de paz, en sus recuerdos.

        P.D.: Tener hijos es un gran acontecimiento para los padres. Construyamos pequeños grandes momentos juntos a menudo para que así también lo vean ellos, que sientan que es un gran acontecimiento todos los días y que vean que nos importa su felicidad porque al final también es la nuestra.